lunes, 25 de marzo de 2013

Lo que le debo a la mar

Es así que el amor, el viejo amor,
el pobre amor tan viejo, tan torpe, tan cansado,
mira hacia el mar, entorna los postigos
y se tiende y reposa.
Javier Egea, Troppo Mare
La playa de Almería siempre ha permanecido perenne, con viento y en paz, con luz de luna o sol tan vivo que no había en ningún lugar del mundo tanta vida junta como la que había allí. Siempre gente jugando, padres con sus hijos, grupos de amigos, familias que invierten la mañana. Y es ahora al tenerla más clara, al no tenerla a mano, cuando veo que me he quedado sin una joya. Ojala soltaran a los leones de su patio palaciego, que correrían ladera abajo y se perderían en el horizonte buscando esa tierra que nadie conoce, olvidada y sola, que contiene un paraíso de arena y desierto.

domingo, 24 de marzo de 2013

La maravillosa vida breve de Óscar Wao (Junot Díaz)


[...] Hable, amigo, y entre. ¡En fokin élfico! (Por favor no pregunten cómo lo sé. Por favor.) Cuando lo vi, le dije: De León, no jodas. ¿Élfico?
       Bueno, tosió, en realidad es sindarin. [...]
Hay momentos en los que se deshace la vida entera de un personaje y Junot Díaz decide comparar la situación con un personaje de Tolkien. Trujillo, dictador dominicano a quien he tenido el dudoso honor de conocer con este libro, bien gobierna la República Dominicana como Sauron en Mordor. Estos símiles son constantes en toda la novela. Le da un toque extraño; no friki, no nerd (eso se lo dejan a Óscar), pero tampoco creo que ese recurso le haya dado tonos de seriedad a la novela. Juzgad vosotros.

En la misma novela vais a tener las realidades de EE.UU. y guiños a Muertes de perro de Ayala o Tirano Banderas de Valle Inclán. América Latina por todas partes (aquí, Paterson y Nueva York son América Latina también). La misma novela que merecerá la pena releer.
 

viernes, 22 de marzo de 2013

Jazzística del palabro

Películas concomitantes que problevuelan la baladra. Almosas cómodas para soñar, para escricir a un cipomigo. Restos prestos a recorcaer en un bolsabismo de Doraemon. ¡No me inspecciomiren así!

Me dicen que el Duende está presto a invocarse. Quien lo contemple, será bendecido.

Paréntesis imperdonables

"Durante un tiempo me sentí vacía, y si estás vacía por dentro, ¿qué vas a escribir? ¡Pues nada!"
Una señora en una mañana de marzo.

Escribimos porque tenemos algo que decir, algo que contar. Porque queremos decir algo, porque queremos que nos escuchen o que nos lean. Queremos escribir para vomitar a la Bestia, o porque nos hemos enduendado de pronto y tenemos que expresarnos. O no.

Escribimos.